Según datos oficiales del ISEACV de hace un par de años, en las enseñanzas elemental y profesional de los los conservatorios valencianos un 60% del alumnado es femenino. Este porcentaje baja al 38% en los estudios superiores. Y dentro de las especialidades de composición y dirección los porcentajes caen a 13% y 10% respectivamente.
Según Europa Press estos porcentajes son un poco más altos en el resto del territorio nacional (alrededor del 25%). No obstante, de estas estudiantes no todas se dedican después profesionalmente a la composición, ya que en las salas de conciertos sólo se programan obras firmadas por mujeres en un 5%.
Concretamente, en cuanto a estrenos de obras orquestales durante 2018 a nivel mundial (estadísticas de Bachtrack) sólo un 12, 8% del repertorio es femenino.
Son datos que mejoran sustancialmente las estadísticas de miles de años de historia de la música. Pero todavía queda mucho por hacer para que las mujeres sientan que el poder creativo también les pertenece. Estoy convencida de que una de las herramientas más potentes que tenemos para ello es la educación, a través de la cual podemos reivindicar e ir mostrando a l@s alumn@s figuras femeninas referentes, tanto históricas como contemporáneas.
Y por ello aplaudo la iniciativa del Conservatorio Profesional de Música de Valencia ‘Fet per Dones’, dentro de la cual estrenan mi obra ‘PRESENTIMIENTOS’ para orquesta, con Beatriz Fernández Aucejo o a la batuta. La obra está inspirada en el poema homónimo de Gloria Fuertes, que copio aquí abajo.
Antes tendremos una charla en la que hablaremos de la problemática de esos porcentajes con los que empezaba el texto. Os espero mañana 10 de abril a las 19:30 en el salón de actos del edificio de Velluters (plaza Viriato)
Presiento la rosa en el tallo dormido,
presagio la caricia y presiento la pena.
Y el beso que han de darme,
y el llanto no nacido
humedece mis dedos
y entristece mis venas.
Presiento que me quiere
quien no puede quererme.
Presiento mis insomnios
y el llorar de una estrella.
Yo presiento su risa
—y en mis versos su huella—.
Y la risa que pasa,
y la duda que seca.
Todo presiento, todo,
lo que pasa en la tierra:
la caricia y el llanto,
el beso y el poema.
Que aunque puedo ser madre,
yo soy como un poeta.